Rox /Tu Deidad Favorita

Nunca tuve necesidad de dios. Desde que decidí aislarme de la gente, he vivido en esta casa situada en la punta de un risco y gracias a la teletransportación que me alimenta, no tengo necesidad de salir. En realidad, no me gusta salir.

Grandes ventanales térmicos me permiten ver un paraíso de árboles, animales salvajes, ríos, montes y lagos. En el invierno la nieve se queda bajo mi piedra y en verano, escucho las cascadas del este caer. Esta altura sólo es alcanzada por algunas aves aventureras como cóndores y águilas. Fuertes vientos me arrullan, la lluvia me calma. ¿Para qué salir? ¿Para qué necesitar a dios teniendo todo este esplendor?

Desde que se dio a conocer la inminente destrucción del planeta por una roca que caerá del cielo, mis paredes se han llenado de enfadosos comerciales que me animan a elegir alguna religión. Conversiones exprés, promesas de más allá, salvación en sectas bajo tierra…
Supongo que en este mundo acostumbrado a alargar la vida hasta después de los 150, el que llegue la muerte sin dar concesiones, hace que el hombre regrese a pensamientos arcaicos, como creer en dios.

Los científicos han develado el lugar exacto del choque. Imágenes de mi roca y de mi casa están por todo el planeta. Animaciones del impacto estremecen, alarman y conmueven. Millones de mensajes de condolencia, amenaza y maldiciones han llegado a mi centro de comunicación. Incluso hay quienes piden asilo, quieren estar aquí en el momento del impacto.

Cierro todo, apago todo y espero… no falta mucho.

Será una comunión, la unión de dos entes soberanos. Una nueva concepción inmaculada, nacida de la gracia divina que dejará fuera lo inmoral, lo pagano, lo absurdo. Una muerte que hará renacer.

Dios soy yo.