viernes, 25 de diciembre de 2009

Fiestas


Un proyecto simple, genuino y con  el afán de compartir y disfrutar letras, es mágico si es  compartido, en estas fechas de descanso, mando una felicitación a nuestros lectores (amigos) y escritores, pasados y futuros de repollo y atún.

Creo que no hay mejor regalo que leernos, y escribirnos. Las palabras se las lleva el viento, espero que estas aquí esten a salvo de los virus ñ_ñ.

¡Felices fiestas! ¡Nos vemos el 5 de enero!

¡Ah!, el regalito, unos libros, para que disfrutén en estos días:

Con un abrazo.

Coatl

viernes, 18 de diciembre de 2009

Su mirada fija / Coatl

Su mirada fija hace que me apresure...

Un momento importante, y aqui estoy yo, celebrando uno de los últimos despotismos sociales del año.

No me gusta el tiempo.
No me gusta el paso del tiempo y en plena rebeldía, hago mi trabajo con el máximo esfuerzo que no corra un minuto mas, ni un segundo mas.

Hoy fui enviado a cubrir el evento de caridad de la ciudad, en un edificio decorado entre baños de oro, cuadros majestuosos, y  mientras el salmón nadaba sobre charolas, los elite donaban un poco del dinero que habían robado.

Ahora el gran momento, la fotografía, unico testigo sin juicio de este momento.

Su mirada fija me incomodaba, ni un milímetro se movía. estaba planeada, nunca habia visto que alguien lograra hacer posar los ojos.

Y fue así.

Su Mirada despota, calante, se convirtió en amable, suave, mientras acariciaba fastidiosamente al pequeño perro  que tenia entre brazos, la bestia luchaba por salir, pero este tambien estaba atrapado, como yo con su mirada.

Arregle el lente, suspire, cambie las luces, espere unos segundos mas, esperando que esa mirada volviese a la realidad, sin embargo, esa mirada fija no se movia.

Iba a ser cómplice de una mentira.

Cerré los ojos al mismo tiempo que presioné el disparador. intentando convencerme que no vi lo que el lente de mi camara captaba.

¡CliC!

Y así, para siempre, otra imagen mas de esa mirada, fija, amable, caritativa...mintiendo una eternidad.
Guarde mi equipo y salí lo mas rapido posible del salón, nadando contra corriente.


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Este, que ves, engaño colorido

A su retrato

Este, que ves, engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:

es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Sor Juana Ines de la Cruz


 Gracias a Elizabeth, por recordarme este poema

martes, 15 de diciembre de 2009

Su mirada fija / Fafahrd

Remolonée entre los aromas de sus sábanas, mientras ella se bañaba. No entendía esa costumbre tan suya, la primera vez que me pidió usar la regadera en mi casa pensé que me invitaba... pero exigió que la esperara en cama. "No te bañes tú, quiero ser como esos cartoncitos en que ponen muestras de perfume, pero eres tú, nosotros, lo que quiero absorber, para recordarte más al rato", me dijo una vez y la complací desde entonces. Ella también me complace.

Nunca había entrado a su habitación, era toda ella, pero con un aire como si tuviera diez años menos. Tonos pastel claros, sin ser empalagosos, cien detalles de sueños tiernos y románticos en los entrepaños de un mueble... aunque desentonaba, con descaro, un dildo. Sus detalles de niña y mujer se alternaban, como un estante con algunas novelas de autoras latinoamericanas, entre grandes libros infantiles de cuentos de hadas y un kamasutra ilustrado

El gran espejo de la cómoda, frente a la cama, era desproporcionadamente grande, primero me extrañó, luego comprendí y me sacó una sonrisa maliciosa. Ella quizó que hoy fuera yo el invitado, que me tenia una sorpresa de aniversario. El agua dejó de correr.

Descubrí mis límites en su mirada fija, me calaba en la nuca, la espalda o incluso a través de mi amante. Al principio la ignoré, pero luego no pude dejar de notarla, aunque besara, acariciara o mordiera mis ojos la veían sentada observándonos con sus enormes ojos claros, a juego con su pequeño vestido. Trate de centrarme en el juego de placer, en el toma y daca, pero mi mente se iba a la invasora en la silla del rincón.

"¿Ya?", "No, aun no ¿Y tu?", "Ya sabes que sí ¿No fui elocuente?, pero si sigo me lastimaré", "Descansemos un rato, no es maratón", "¿Seguro? No quiero dejarte constipado", "No te preocupes, ya me compensarás", "Tengo que entrar al baño, ¿Me traes una cerveza? Están en el refri", "Ok".

Se medio cubrió con una blusa camino del baño, no supe si era pudor o incitación. Cerró la puerta y automáticamente miré a la silla, mis ojos se encontraron con su mirada fija. Me levanté y me acerqué a ella como retándola, a ella y al resto de las muñecas. La cubrí con mi camisa y fuí por las cervezas complacido.

"¿Estas bien?", "Mmmh, sí, ¿Por que?", "Te siento como ido", "Mmmh, ...eres tu que me haces delirar"... Y la mirada fija de ése oso en el estante de arriba, que ya no soporto.

Su mirada fija / Ramita Diferente

Siempre pierdo, decía. Como si superar su inexpresiva barrera fuera una derrota. Jamás supo de su error. Que no perdía, que aun sin ella permitirlo, se iba apoderando de sus afectos. Que tarde llegaban sus besos a los deseos de ella. Que temblaba de miedo cuando él perdía; porque no habría forma de disimular su secreto.

Él: Siempre pierdo y daba un golpe a cualquier cosa, como lamentándose de amar.

Ella: Mantenía su mirada fija al infinito, nunca soportó verle a los ojos, temía se enterara que mucho tiempo antes, había ya una derrota mayor.

Siempre pierdo…después un lamento que sabía a gloria.

sábado, 12 de diciembre de 2009

FRASE DE LA SEMANA DEL 12 AL 19 DE DICIEMBRE


Su mirada fija 

Esperaba que llegara / Coatl

Esperaba que llegara.

"Te veo en la esquina" Prometió.
Y mi esperanza, como la luz que me acompañaba, se empezaba a antojar artificial.
El faro empezó a iluminar la calle cada vez mas fuerte, pero mi noche se iba haciendo mas oscura.
"Te veo en la esquina" prometió, mientras se levantaba de la cama para empezar a vestirse.
Como siempre, el sol me la habia  arrebatado.
 


viernes, 11 de diciembre de 2009

Las gotas caían sobre./ Dartle

Las gotas de lluvia caían sobre el paraguas negro de Rebeca emitiendo un leve sonido al impactarse y otro más al resbalar por la superficie y finalmente caer al suelo debajo de sus botas altas de tacón. A través de la fina lluvia, Abel tuvo oportunidad de mirarla con más detenimiento del que había podido dentro del bar de donde lo había sacado. El cabello rubio y ondulado le caía pesado a ambos lados del rostro hasta por lo menos media espalda y la tela tensada de su abrigo dejaba adivinar las curvas femeninas de su cuerpo. Su expresión continuaba imperturbable y apenas si parecía prestarle atención. Abel trataba de hacerle plática, de bromear, de sacarle una sonrisa y tal vez un beso. Puede que hasta algo más. Su plan no podía ser tan descabellado, a final de cuentas había sido ella la que había ido a buscarle. Tal vez todo ese cuento de que su auto estorbaba la salida de su cochera era mentira, tal vez sólo fuera un pretexto para llamar su atención.

-No tengo todo el tiempo.

Tal vez no.

Abel movió el auto. Rebeca se subió en el suyo y sin dar siquiera las gracias pasó frente a él y luego desapareció al doblar una esquina con rumbo a cualquier lugar. Abel buscó en vano un sitio donde estacionarse y abatido, tomó la ruta en dirección a casa, dejando una cuenta sin pagar en el bar. Tal vez encontrara a Rebeca en el camino a la espera de que un semáforo cambiara a verde y entonces Abel podría tener la certeza de que su encuentro con ella no había sido un pretexto, sino simplemente destino.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Esperaba que llegara / RubberCherry

Como todos los días, esperaba que llegara antes de las siete. Siempre era así. Remitente: Julián, a secas. Asunto: Ya estoy en casa. Fue uno de esos romances cibernéticos y fugaces que juré que nunca tendría. Pero la webcam es engañosa, los mails también ayudan a segregar endorfinas y las largas llamadas telefónicas alivian la soledad. Esperaba que llegara esa señal, como hecha de un humo moderno, que indicaba que podíamos vernos. "Voy a México", decía la primera línea del correo. Cerré la laptop de golpe, con el corazón en la garganta y el alma en el mismísimo piso. "¿Qué voy a hacer? Yo sólo quería conversar", me decía una y otra vez. Abrí la laptop. Borré todos sus mails. No volví a contestar una llamada de larga distancia en muchos meses, y nunca más contesté sus mails. Ahora que lo pienso... en una de ésas, se me fue algo pocamadre.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Esperaba que llegara / Fafahrd

"Yo te cubro", le dije a Matador, sonrió con expresión de crío, a fín de cuentas apenas hace poco dejó de ser un niño. A la señal enfilamos hacia el muro bajo del lado derecho, el corrió agazapado en dirección a la base enemiga, yo me moví cruzando la calle rapidamente, con la esperanza de que no alcanzaran a verme antes de llegar a las plantas. Una vez ahí mi camuflaje podría confundirlos.

Matador siguió avanzando, vi uno, dos tres enemigos en su zona, frente a él, pero sin verlo todavía. Si se asomaban al sitio adecuado sería una muerte fácil, calibré mi arma y disparé en su dirección, sin esperanza de atinar, pero a sabiendas que ahora se centrarían en mi. Corrí entre la hojarasca y ramas hasta un pequeño arbol para cubrirme aunque fuera parcialmente. Sudor frío en mi espalda.

Empecé a escuchar sus tiros, me cubrí lo mejor que pude, me asomé y vi a un enemigo descubierto, le disparé. Esperaba que llegara mi tiro, deseando que el suyo no me alcanzara. Conseguí que agachara la cabeza tras lo que parecía una lápida.

Zumbidos junto a mi cabeza, sus disparos llegaban hasta mi posición. El comandante dio la señal de repliegue, las cosas iban mal. No podía regresar sin dejar a descubierto a Matador, que se arrastraba tomando una mejor posición para sorprenderlos. Esperé a que volteara mi superior, le hice señas indicando donde estaba cada contrario que veía, luego avancé hasta otro árbol mientras hacía fuego de cobertura.

Más zumbidos, empecé a sentir golpes en mi cuerpo, la adrenalina diluía el dolor, me revisé y disparé a la desesperada, era el blanco de tres enemigos... sentí un impacto más fuerte pasé mi mano sobre él y sentí humedad, grité.

Matador no sabía como iba la batalla en el otro flanco, Fafahrd le alcanzó a dar las posiciones enemigas antes de ser eliminado. Escuchó pasos, aguardo quieto, tenía al rival a un par de metros encima del muro. Lo dejó alejarse hacia el frente. Se asomó y vio al sniper que cubría al que avanzaba. Dos tiros, estaba fuera, un giro rápido, muerte por la espalda al incauto. Sintió que le disparaban, se agachó, se arrastró dos metros y soprendió al tercer enemigo. Podía avanzar y flanquear al resto.

Me fui caminado al área de descanso, con mi arma en alto y el aliento amontonándose en la máscara. Entré en el área segura, escuchando un "¿Que tal Fafahrd?", me quité la careta con una sonrisa y encendí un cigarro, espere a que llegara el resto del equipo para felicitarnos. La adrenalina trastocaba las endorfinas... un rato de charla, limpiar los tiros y cargar más pintura nos separaba de otra batalla.


¡Gotcha!

lunes, 7 de diciembre de 2009

Esperaba que llegara / Ramita Diferente

Siempre esperaba que llegara, no había nada más importante.

¡Estaba tan enamorada! Nadie podía dudarlo.

Cuando lo vio llegar… lloró inconsolable, no soportó perderle. Ni en nombre de otro amor que le hacía feliz, porque este no inspiraba su alma. Optó por salir huyendo, por no perderle.

Se alejó de todos y comenzó  a esperarle. Cuando volvió a sentirle, supo que era ahí donde quería permanecer; en la espera, en la fantasía, en la ilusión de nunca encontrarle.

sábado, 5 de diciembre de 2009

FRASE DE LA SEMANA DEL 5 AL 12 DE DICIEMBRE


Esperaba que llegara...


¿A la entrada del convento? / Sabina

Una tarde agitada, tu equipaje y el mío, tacones, falta de costumbre, marcas de helado por todas partes y el lindo calor que acompaña la semana de pascua, rondabamos las calles del centro. De ambulabamos y charlabamos tranquilamente.
En medio de nuestro deambular encontramos la puerta de un convento, frío lugar, enorme para ti. ¿ Qué es esto? preguntaste con tu carita de pregunta que tanto me gusta pues esta aderezada de inocencia, de espontaneidad, de lindura... - un Museo - contesté.. ¿hay dinosaurios? ... -mmm sí, volvi a resolver tu duda - ¡Pues vamos a buscarlos! y presuroso cruzaste la puerta.
Aquel recinto era lo más grande que habias visto en tu vida, entramos y revisamos cada sala.
En alguno de los caminos había unas huellas dibujadas en el piso, verlas te ilumino la cara. Sigamoslas dijiste y me jalaste de la mano... a cada paso pensaba en la respuesta que te daría si no encontrabamos lo que buscabas... en uno de los salones había unos estantes con libros, una biblioteca, todo estaba de nuevo de tu tamaño.
¡Dinosaurios! exclamaste con alegría, en el estante del principio había libros de aquellos animales prehistóricos que andabas buscando, tomaste un libro y me pediste que te lo leyera.
Nos sentamos en un rincón y comencé a leerte los pormenores reptileanos de aquel descubrimiento tuyo. Por otro lado yo descubrí la importancia de tener los ojos abiertos para disfrutar las pequeñas cosas de la vida, me sentí como parte de algún capítulo del Principito.
Leímos, nos reímos y fuimos a casa.

Ante la entrada de la puerta del convento / RubberCherry

Ante la entrada de la puerta del convento se sentaba casi todas las tardes. No era una niña particularmente traviesa, pero siempre estaba metida en problemas, Dios sabe por qué. Una vez se quedó colgada, enganchada de un tornillo que se le clavó en la muñeca y se quedó atorado entre los tendones y la carne. Todavía se le ve la cicatriz, clarita como si hubiera sido ayer. También estuvo a punto de ahogarse en el lago, cuando se quedó atrapada entre las algas. Y así, una tras otra, su vida se ha ido armando de enredos, enganches y atorones. Contrario a lo que la lógica podría dictar, hoy es una mujer resuelta, con sólo los rencores normales, con sólo los recuerdos de quien ha viivdo 56 años. Siempre le ha gustado tener "lo necesario". No busca los lujos y los placeres futiles de la vida. Se engancha, más bien, de los grandes acontecimientos de la vida, esos que provocan el llanto. Se engancha, más bien, de tornillos y algas de lago.

Ante la puerta de la entrada del convento/Coatl

Ante la puerta de la entrada del convento, Francisco Nasar se levantó por quinta vez.
No tiene nada de malo levantarse frente a la puerta de entrada del convento, excepto si se esta muerto.

Mugroso, terco, decia su suegra, Doña Cleotilde. después de la segunda vez que se levanto, en el velorio, olvido el respeto.

Lo decía con un poco de justicia, Francisco Nasar era algo terco y el pueblo lo sabia, desde que llegó tuvo gran exito en el pueblo gracias a su necedad.

No quiero morir, no quiero quedarme quieto. fueron sus ultimas palabras, que preocuparon a todo el pueblo, pues si alguien podía retar a la muerte, era Francisco Nasar.

El aprendiz  que preparó al muerto dio un grito del susto cuando por primera vez se levanto el difunto.

"Rigur mortis" Dijo el medico, con la misma parsimonia  con la que da diagnósticos a los enfermos. solo que ahora no iba a curar al paciente, sino al muchacho espantado.

Doña Cleotilde no se lo creía... Hay que cremarlo dijo después de que dio el ultimo suspiro, y aunque sabian que eso no era de cristianos, nadie se sorprendió, Doña Cleotilde haria cualquier cosa para acelerarle la entrada al infierno...

¡Pero si eso no es de cristianos! sollozaba la pobre Viuda, y respetándola, se hizo el hoyo en Campo Santo.

Primero se levantó con el aprendiz, otra vez en el velorio, después interrumpió la misa 2 veces, el colmo fue cuando al levantarse por ultima vez, Ante la puerta de la entrada del convento, golpeo la tapa del ataúd y le  pego al padre. que enojado y aturdido dijo:

A ese muerto terco no lo entierro.

Con resignación la viuda llevo al cadáver de Francisco Nasar  al crematorio. dio dos saltos mas, pero la carne obcecada  pronto se convirtió en carbon, dos hora mas tarde le entregaron su cajita de cenizas. habia canjeado con el padre la tumba del cementerio por un nicho en el convento.

En cenizas y encerrado, en este pueblo se mantendrá quieto. -Pensó el padre satisfecho.

La viuda se dirigía al convento de regreso  con pasos cansados y cohibida por las miradas del pueblo harto del muerto inquieto, alguien le grito: " Ya que se quede quieto" , y con tremendo susto ante la puerta de la entrada del convento, se le cayo la caja, y las cenizas se regaron.


Un viento fuerte soplo, y a todos les toco la polvareda, mezcla de viento, tierra y cenizas del Francisco.


¡TERCO, OBSTINADO, ¡NUNCA TE QUEDASTE QUIETO! Grito al aire la viuda cansada y enojada, que resignada, ni pensó en barrer lo poco que quedaba del muerto. Si se quiere quedar asi, que se quede. 


Y así, en el pueblo cada vez que un niño no se queda quieto, ó alguien no quiere salir de una idea, o aceptar la razón, le dicen:

"Se me hace que ya respiraste, a Francisco Nasar"

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ante la puerta de entrada del convento / Ramita Diferente

Era alta, fría y parecía inquebrantable. Sólo algunos grandes espíritus se atrevían a adentrarse en ella, parecía como si su simple presencia les atemorizara.

Tal vez era que tanto se había escuchado sobre ella, de una forma tan enigmática, que el misterio mismo les hacía guardar distancia y admirar su imponente majestad; imaginando todo, pero sin certeza alguna.

Había quienes juraban que su fortaleza era más simbólica que real, que atravesando el umbral atemorizador, todo era acogedor y en muchos casos nostálgico. En el pueblo se rumoraba que era testigo de grandes amores, pero también de dolorosos abandonos. Que se debatía todo el tiempo entre la abundancia y la miseria. Que parecía inquebrantable, pero más de alguna vez hubo quien se atrevió a rasgarla e incluso, los que más le conocían, afirmaron que hubo un momento que pensaron la verían caer.

Bien dicen que cuando el misterio es demasiado, es imposible renunciar a él. Por eso, tras observarle atentamente durante días, decidió enfrentarle. Así fue, como ante la puerta de entrada del convento, golpeó sus fríos barrotes y decidió de una vez por todas, conocer lo que había dentro.

Nunca le vieron salir.

martes, 1 de diciembre de 2009

Ante la puerta de entrada del convento... / Fafahrd

Ante la puerta de entrada del convento me senté a esperarla. Cerré los ojos para verla de nuevo, alta, delgada, de ojos suaves y fuerte mirada... casi un manga vampírico.

La primera vez que la ví pense que era un hombre, a fin de cuentas se trataba de una fotografía borrosa en una página web perdida. En ése entonces yo escribía de oscuros temas esotéricos, de esos que entretienen al común de la gente y sólo unos pocos dominan o saben cómo funcionan, descubrí que ella también... aunque en la proyección del ciberespacio que yo tenía, ella era él.

Me contacté al e-mail que publicaba y descubrí un alma afín, que era lo que buscaba, sólo que con un empaque distinto al que suponía. Trabajamos juntos, siempre a través de la red, compartiendo ideas acerca de nuestras investigaciones y de los misterios de la vida que de tanto en tanto nos sacudían a ambos. A veces uno de los dos se desahogaba con el otro, descargando su dolor por banda ancha para llevarlo entre los dos, así suele ser más fácil.

Hubo temporadas de silencio también, donde un vistazo a los nicks y subnicks del mensajero instantáneo bastaban para saber que cada uno seguía vivo y más o menos como se encontraba. Pasos a través de los días y días a través del laberinto nos alejaron y acercaron, cosa sin importancia habiendo red. Era rico estar con ella, cada uno hablaba cuando le apetecía, y una mirada bastaba las más de las veces.

Se celebraron bodas, hubo amores, algunos amantes, alegrías, decepciones, cocinas y subyugos; también risas, paseos, carcajadas, antigüedades, llantos, familia e incluso alguna foto perdida entre celulares. Y gatos, infaltables.

Entre la inconstancia pasaron más de tres años de convivencia entre bits. Uno de esos días, pasó algo distinto... pues, tras un amor, su corazón se resquebrajó, sangró y dejó ver una luz. Una pequeña ave fosforecente pió, mirando a su alrededor sacudió sus patas para librarse de las cáscaras cardiacas. La araña de la red me contó todo eso...

Y ahora espero, ante la puerta de entrada del convento, para darle la bienvenida al mundo.