Tal vez era que tanto se había escuchado sobre ella, de una forma tan enigmática, que el misterio mismo les hacía guardar distancia y admirar su imponente majestad; imaginando todo, pero sin certeza alguna.
Había quienes juraban que su fortaleza era más simbólica que real, que atravesando el umbral atemorizador, todo era acogedor y en muchos casos nostálgico. En el pueblo se rumoraba que era testigo de grandes amores, pero también de dolorosos abandonos. Que se debatía todo el tiempo entre la abundancia y la miseria. Que parecía inquebrantable, pero más de alguna vez hubo quien se atrevió a rasgarla e incluso, los que más le conocían, afirmaron que hubo un momento que pensaron la verían caer.
Bien dicen que cuando el misterio es demasiado, es imposible renunciar a él. Por eso, tras observarle atentamente durante días, decidió enfrentarle. Así fue, como ante la puerta de entrada del convento, golpeó sus fríos barrotes y decidió de una vez por todas, conocer lo que había dentro.
Nunca le vieron salir.
Quiero café!!! :D
ResponderEliminaryo siempre quiero CAFE :D y siempre cumplo mi deseo :D jeje
ResponderEliminarsaludos
Jajajajaja!!! Ok... especifiquemos ¿Cuando me concedes la oportunidad de compartir un café contigo?
ResponderEliminar¡Yo también quiero CAFE! ñ_ñ
ResponderEliminarOooo gran entrada, la gran sabiduria y poder de los objetos. me gusto mucho :)
aaaay, cafecito Navideño, pues si, pero no sè cuando :S esta semana ya no se podrà, esperemos la siguiente :D
ResponderEliminarsaluditos