Mi jardín zen comienza en el último círculo circular que circuló la avenida donde caminamos por la noche que apaga la luz de los ojos que no iluminan al rostro pero queman al sol, ese sol amarillo, como el último girasol que danza sobre la duela al compás de un silencio prolongando la vida iniciada en un suspiro final.
Una sobre otra, ahora en una pantalla, que antes fue papel con fondo blanco, es ahora mi jardín zen, xenon, sensual,centrado, otorgandome en el placer de no pensar y deleitarme con estructuras abstractas que chisporrotean ideas.
Surreaaaaaliiiismoooooooo!!! Tan waponigo como un ornitorrinco!!! :D
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