miércoles, 14 de octubre de 2009

Me despertó el sonido del teléfono, me levanté a tientas / RubberCherry

Me despertó el sonido del teléfono. Me lavanté a tientas. Me asomé a la pantalla que estaba —como siempre— demasiado brillante para mis ojos de segunda. Reject call. Me senté en la orilla de la cama, con los pies a pocos centímetros del piso. Me acordé de lo mucho que me gustaba, cuando niña, lanzar patadas al aire cuando estaba sentada así. Me acordé del día que accidentalmente le pateé la nariz al perro de mi hermana. Me despabiló el sonido del teléfono. Me enderecé. Reject call. "No sé cuándo va a terminar esto", pensé. Lo había hecho antes. Desaparecer. Como si nada nunca hubiera pasado. Pero esta vez... era diferente. Me lo imaginé en su cuarto, acostado en la cama, con la mandíbula trabada, los brazos vacíos y el corazón abierto. Me acordé de las promesas, del sí, del no sé. Me acordé de sus ojos, sus largas pestañas, su honestidad. Me pregunté por qué no había podido enamorarme de él. Me despabiló el sonido del teléfono. Me troné los dedos. Reject call. Me acordé de su olor, de su pelo, de mis ganas de "nada serio" que —con la cantidad justa de culpa— se convirtieron en una relación estéril. Me despabiló el sonido del teléfono. Reject call. Por fin... silencio.

6 comentarios:

  1. Muuuy buenooo!!! Triste, melancólico, excelente!!!

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  2. "nada serio" y confirmo la reflexión de marcelo en tu blog. es verdad, esta terquedad de ser loners, lo único que nos deja es esterilidad...

    lo chido es que nos demos cuenta de esto...

    ja. divague, pero después de leer, la neta lo primero que pense fue como Lentícula: Oucchhhhhhh

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  3. Chale. Y lo pienso yo también. Ouch. Para los dos lados. Es, supongo, un tema delicado y recurrente...

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  4. Y así como los besos a los que se negó maría (la de café tacuba), también hay llamadas que nunca más regresarán...

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  5. Yo, cuando crezca, quiero aprender a escribir así, mi querida heike. un beso y te recuerdo: mi casa es su casa.

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